martes, 25 de octubre de 2011

CRISTINA KIRCHNER HA FIJADO LOS LINEAMIENTOS DE LA NUEVA GESTION Y LAS NECESIDADES DEL MOVIMIENTO POPULAR

La presidenta tuvo dos discursos contundentes pero a su vez distintos en sus líneas argumentativas. En el primero -ante funcionarios y delegaciones de la prensa internacional- se hizo hincapié en la necesidad de la unidad nacional. Sin embargo, la unidad nacional no apareció en ningún momento formulada como una simple intencionalidad emocional. Por el contrario, se la pensó como articuladora de la defensa de los intereses nacionales y regionales ante una coyuntura internacional que se presenta complicada por los efectos de la crisis del capitalismo financiero globalizado -que nos guste o no- tendrá impactos sobre el país y la región.
Fue importante el señalamiento de entender su lucha no como la “viuda de…” sino como la militante de largos años de lucha, aún en condiciones de aislamiento parlamentario cuando eran muy escasas la voces que se levantaban contra lo peor del neoliberalismo. Ese neoliberalismo -hoy en crisis terminal en el mundo- que había invadido y consolidado la apropiación del Estado al mismo tiempo que había perforado nuestro propio movimiento peronista.
Vuelve a colocar en la agenda varios temas que nunca fueron abandonados como la necesidad de seguir desendeudándonos, la vigencia de los derechos humanos, la recuperación del trabajo, la reindustrialización, entre los más importantes.
Sin embargo, tal vez la parte más incisiva del discurso lo produjo en la Plaza de Mayo donde instó a los jóvenes a la recuperación de las ideas de la organización en los frentes de luchas sociales o estudiantiles. Quien llama a la organización con tanto énfasis prevé que las dificultades serán muchas y que el movimiento juvenil deberá tener la solidez necesaria para dar las batallas que las circunstancias van a exigir. Otro tanto prevé con un movimiento obrero que tenderá a su renovación. La presidenta se mostró consolidada, respaldada popularmente y en condiciones de liderar un movimiento institucionalizado, legitimado, movilizado que tendrá la responsabilidad de conducir el país.

Profesor Daniel Lenci
Universidad de Buenos Aires

viernes, 14 de octubre de 2011

ANALISIS DE LA HOMILIA DEL 4 DE JULIO DE 2006 HOMENAJE A LOS MARTIRES SACERDOTES PALOTINOS




Se trató de una Misa de Homenaje a los Mártires Palotinos donde el Padre Sebastián hizo una homilía que fue severamente criticada por muchos compañeros.
En este caso: Crítica del Profesor Daniel Lenci, CNBA, UBA.

Hacer un análisis de la homilía del Padre Sebastián del 4 de julio de 2006, nos lleva inexorablemente a comenzar por ubicar el marco político institucional en el cual se desarrolla.

La misa realizada no era una misa cualquiera, -aún presuponiendo justamente que cualquier misa tiene importancia en si misma-, puesto que en la misma se conmemoraban treinta años del brutal asesinato de los hermanos Palotinos y a su vez, se encontraba presente entre otros funcionarios, la Senadora Nacional Dra. Cristina Fernández de Kirchner, actual Presidenta de los argentinos.

Esto último es decisivo, no por reverencia hacia el poder, sino porque la misma asistía en carácter de tres condiciones básicas:
·       Ser la esposa del señor Presidente de la República Dr. Néstor Kirchner.
·       Ser una comprometida participante de todos los temas vinculados con los derechos humanos y activa propulsora de la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, elemento por el cual de recomponerse las pruebas podría abrirse nuevamente el tema de los asesinatos de los hermanos Palotinos.
·       La actitud de descortesía con respecto a la pareja presidencial después del gesto de estar en Roma en la Iglesia San Silvestro In Capite, sede donde reside una Congregación Palotina. No olvidemos que la pareja presidencial fue recibida por Denise O’Brien que ejercía las funciones de dirección y por el Padre Horacio Pinasco que recibió al Presidente argentino con las siguientes palabras: “…Estamos orgullosos de usted y de su presencia. Gracias por no dejarnos solos porque durante muchos años nos sentimos abandonados…”


El padre Sebastián comienza su homilía con un marco explicativo claramente justificatorio de “…su aparente ceguera…” por la condición generacional de ser chico y no comprender lo que estaba pasando, pero luego afirma que …se debe ver al otro desde los ojos del alma porque de esa manera se ve a Dios…”, pero reconoce que en realidad durante treinta años no pudieron rezar juntos ¿Con quien pretendía rezar juntos?
La dictadura militar nunca manifestó deseos profundos de arrepentimiento. Rechazan en general la autocrítica Balza, vociferan intentando reivindicar el golpe terrorista de Estado, y accionan en contra del Presidente y la vigencia de los derechos humanos en cada oportunidad que pueden.

Aclaremos para entender las ideas en discusión en que consiste el planteo de “borrar” treinta años y pretender “rezar juntos”. El padre Sebastián afirma haber crecido con la famosa frase “algo habrán hecho” y que ello era injurioso, pero que también escuchó “perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Debemos refrescar la memoria “del supuesto joven” Sebastián. (Lo de supuesto joven no lo decimos en términos de descalificación sino en el sentido de que si un ciudadano no es joven para dar su vida por la Patria como lo hicieron en Malvinas, o por su vocación como lo hicieron los jóvenes Palotinos seminaristas asesinados, menos lo es para intentar comprender la violencia del terrorismo de Estado). Le decimos al Padre Sebastián que su juventud no es excusa.

Recordemos lo básico: ¿Qué fue el proceso de reorganización nacional? Mediante ese nombre se denominó al momento donde se pretendió disciplinar a la sociedad argentina mediante dos tipos claros de violencia. La violencia del terrorismo de Estado y la violencia de mercado.
Se practica un terrorismo de Estado cuando éste utiliza las fuerzas armadas contra los ciudadanos y los despoja de sus derechos, especialmente del derecho a la vida. En el terrorismo de Estado se utiliza la tortura, la represión, la ocultación de información, se crea un miedo generalizado, se destroza la cultura crítica.

En este aspecto las palabras del Padre Sebastián son doblemente injuriosas, cuando sostiene que el creció escuchando que “…hubo una guerra sucia…”, que motivó desaparecidos y perseguidos, pero luego afirma que estaría compensado por el precepto bíblico de “…felices los que son perseguidos por practicar la justicia porque a ellos pertenece el reino de los cielos…”

Con estas afirmaciones podemos decir que “…se terminó el tiempo de la inocencia para el padre Sebastián…”. No son afirmaciones de un joven “que no sabe”. Son claramente justificatorias de un estado de situación.  Le podríamos preguntar al Padre Sebastián si realmente hubo una guerra sucia. La desaparición forzada de personas, el robo de bebes, la confiscación de las propiedades privadas de los detenidos, son parte de una “supuesta guerra sucia”. A esta miserable violación de los derechos más elementales de los ciudadanos solo se le puede responder ¿con el “ganado cielo” por ser perseguido?

Por otra parte, que hacemos con aquellos ciudadanos a los cuales la fe no les ha llegado, ¿tendrían que hacer una reconversión religiosa urgente para “ganar el cielo” porque le estaría vedada la justicia de los hombres? A su vez, creo que también seríamos muchos los cristianos que querríamos que la justicia también se aplicara en tribunales y no solamente como corpus metafísico. Son realmente incongruencias muy serias para minimizarlas o dejarlas exclusivamente en el campo de lo espiritual, como si lo espiritual estuviera desligado de la vida concreta de los hombres en la tierra.

Otro de los desafortunados pasajes de la homilía es cuando sostiene que el sentimiento de “juicio y castigo a los culpables” es un sentimiento adolescente. Por otra parte llama a que “el tiempo de la intolerancia” quede atrás. La pregunta es si los treinta años de lucha de los movimientos por los derechos humanos fue parte de la insustancialidad juvenil.
Asimismo, podría decir el Padre Sebastián ¿quienes son los intolerantes? Al robo de los nietos, las Abuelas le respondieron con la paciencia de la búsqueda democrática y pacífica para recomponer la identidad de los nietos recuperados. A la desaparición de sus hijos las Madres respondieron sin ningún acto de violencia o pretensiones de justicia por mano propia. Los bienes robados directamente fueron irrecuperables. La pregunta debe volver a repetirse ¿Quienes son los intolerantes, padre Sebastián?

Estas reflexiones de la homilía ya fueron escuchadas. En un sentido parecido se afirmaba que si Videla tenía que trazarse un programa de gobierno ese sería el ideario de la pastoral de Monseñor Tórtolo. No olvidemos que Tórtolo era en la época dictatorial Arzobispo de Paraná y Vicario Castrense y siendo un activo partícipe de la dictadura militar sostenía que “…los buenos cristianos tienen el deber de comprender el momento presente y rogar para que no se caiga en el revanchismo, colaborando decididamente con el gobierno militar, cuyos integrantes parecen bien inspirados…” fuente diario Clarín, 1976.

Luego en el diario La Nación 2/4/76, el Arzobispo afirmaba: “…No tengo pruebas fehacientes de que, efectivamente, los derechos humanos sean conculcados en nuestro país… lo oigo, lo escucho, hay voces pero no me consta. Como argentino, no acepto la aptitud de los legisladores norteamericanos que propician esa investigación…”

Al estimado Padre Sebastián habría que recordarle que en el conjunto de Obispos y Sacerdotes de la Iglesia Católica prevalecieron dos tipos de actitudes muy claras, a saber:
·       Los que acompañaron y apoyaron a los familiares de la víctimas defendiendo la plena vigencia de los derechos humanos.
·       Los que colaboraron y apoyaron la política represiva, actitud por la cual la Iglesia Católica en muchos de sus miembros hizo una todavía leve autocrítica.

En la primera de ellas, con un fuerte compromiso por los derechos humanos, en apoyo de los pobres, hambrientos y humillados se ubicaron los Sacerdotes y Seminaristas Palotinos, como también lo hicieron el Obispo Angelelli, las Monjas francesas asesinadas, y numerosos religiosos y laicos católicos que lucharon contra la dictadura militar.

Finalmente la homilía es un atraso con respecto al documento que la Iglesia Católica utiliza el 9 de septiembre de 2000 donde el Episcopado pide perdón por sus “errores” del pasado.
El documento toma ocho aspectos sobre los cuales los cristianos tienen que pedir perdón. Pecados contra la unidad; pecados contra el servicio de la verdad; pecados contra el evangelio de la vida; pecados contra la dignidad humana; pecados contra los derechos humanos; pecados contra la integridad de las personas; pecados contra el respeto a las etnías y culturas; y pecados contra el espíritu de renovación del Concilio Vaticano II.

En el mismo documento, en el apartado sobre los pecados contra los derechos humanos, la Iglesia Católica sostiene sentir un profundo dolor contra:
·       La violación de todos los derechos humanos fundamentales.
·       En la historia hemos sostenido posturas totalitarias.
·       Sostuvimos violaciones a las libertades democráticas que violan la dignidad humana.
·       Pide perdón por los silencios, responsables y de los otros.

Por último, sostiene en su homilía el Padre Sebastián, que se reúnen en la Misa para ver “…lo que hoy son para nosotros los mártires Palotinos y no lo que fueron o habrían podido ser…”
Lo que nuestros muertos significan en nuestras vidas hoy, no pueden estar desligados de lo que ellos fueron para nosotros. Una guía espiritual de compromiso ético con la vida. Un compromiso con todos los derechos fundamentales de la vida misma. ¿Suponemos que para el Padre Sebastián es de igual manera? ¿O no?

Análisis del Profesor Daniel Lenci
Asesor de la Subsecretaría de Relaciones Institucionales
Jefatura de Gabinete de la Nación